Decreto 44/2014, de 1 de abril, por el que se concede la Medalla de Extremadura a Don Adolfo Suárez González.

SecciónI - Disposiciones Generales
EmisorPresidencia de la Junta
Rango de LeyDecreto

I

DISPOSICIONES GENERALES Artículo Único

PRESIDENCIA DE LA JUNTA

DECRETO 44/2014, de 1 de abril, por el que se concede la Medalla de

Extremadura a Don Adolfo Suárez González. (2014040055)

La "Medalla de Extremadura" tiene como fin reconocer los méritos singulares, la obra, aportación de la máxima ejemplaridad y reconocida trascendencia de las personas, instituciones, grupos o colectivos -extremeños, españoles o extranjeros- que a lo largo de una trayectoria consolidada hayan destacado en su tarea de configurar una sociedad más justa y solidaria, o por su defensa, promoción o fomento de los intereses o imagen de la Comunidad Autónoma de Extremadura.

"El pasado no ha acabado y el futuro no está escrito, yo aquí ya he terminado, pero os pido que lo que yo he hecho sea solo el primer eslabón de una larga escalera".

Adolfo Suárez González (1932-2014) nació y creció en el seno de una familia en la que la confluencia de las llamadas dos Españas hizo que, desde que tuvo uso de razón política -como él solía decir- fuera consciente del profundo dolor que ocasiona el enfrentamiento entre hermanos. Esto hizo nacer en él una temprana vocación política, -en la acepción más pura del término: de servicio, de respeto- que marcaría todos sus pasos y definiría todas las esferas de su vida: dotar al pueblo español de las herramientas que posibilitaran que la crueldad de una guerra fratricida no volviera a repetirse en España.

Se licenció y doctoró en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Por circunstancias familiares debió asumir el papel de cabeza de familia y responsabilizarse de su estabilidad económica.

Tras desempeñar diversos cargos en una fructífera carrera política -Gobernador Civil de Segovia (1968-1969), Director General de TVE (1969-1973), Ministro Secretario General del Movimiento (1975-1976)- Adolfo Suárez fue designado por S.M. el Rey en 1976 para pilotar un cambio político sin precedentes: una transición pacífica que convertiría a España en una democracia constitucional, convirtiéndose en el primer presidente de la democracia en las primeras elecciones un año después.

Inquieto y rebelde, como él se definía, y consciente de que ningún cambio sería admisible si suponía la vuelta de la violencia, inició una profunda y meditada renovación en todas las esferas de la vida política en las que desarrolló su actividad que, por arriesgada y audaz, no siempre supo valorarse ni entenderse. Con una inteligencia...

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