Decreto 162/2012, de 17 de agosto, de concesión de la Medalla de Extremadura a las Hermanas 'Servidoras de Jesús en los enfermos pobres del Cottolengo del Padre Alegre', de Las Hurdes.

SecciónI - Disposiciones Generales
EmisorPresidencia de la Junta
Rango de LeyDecreto

I

DISPOSICIONES GENERALES Artículo Único

PRESIDENCIA DE LA JUNTA

DECRETO 162/2012, de 17 de agosto, de concesión de la Medalla de Extremadura a las Hermanas "Servidoras de Jesús en los enfermos pobres del Cottolengo del Padre AlegreŽ, de Las Hurdes. (2012040181)

La "Medalla de ExtremaduraŽ tiene por objeto reconocer, distinguir y recompensar públicamente a aquellas personas y entidades, cualquiera que sea el ámbito de su actividad que, dentro o fuera de Extremadura, hayan destacado por sus méritos o por los servicios prestados a la Región.

Las Hermanas Servidoras de Jesús del Cottolengo del Padre Alegre desarrollan desde hace sesenta años en la alquería de La Fragosa, en el municipio cacereño de Nuñomoral, una eficiente y sacrificada labor social, caritativa y asistencial, acogiendo con gran cariño y total dedicación a niños y adultos con enfermedades incurables, a personas abandonadas y afectadas por las más graves discapacidades, en definitiva, dando dignidad a las personas más desfavorecidas de la comarca de Las Hurdes y, en general, de toda Extremadura.

Estas religiosas siguen la estela de San José Benito Cottolengo, sacerdote italiano que en 1828 comienza su labor de acogida a personas desamparadas, y del Padre Fundador de la Orden, el sacerdote jesuita D. Jacinto Alegre Pujals.

El Cottolengo de Las Hurdes inicia su labor en 1953, fecha en la que el Obispo de la entonces Diócesis de Coria, Monseñor D. Manuel Llopis Ivorra, autoriza la creación de un Cottolengo en Las Hurdes a las Hermanas Servidoras de Jesús en los enfermos pobres del Cottolengo del Padre Alegre, de Barcelona.

La creación del Cottolengo, considerando la situación socioeconómica de Las Hurdes a mediados del pasado siglo, supuso, por encima de culturas y creencias, un instrumento muy valioso para contribuir a proporcionar una salida de la pobreza material, educativa, sanitaria y al abandono generalizado en la que se encontraba la zona.

Esta Orden no admite subvenciones y desarrolla su labor exclusivamente a base de limosnas, con sus propios medios se dota a la Casa Familiar de espaciosas salas para asilados, un pequeño hospital para tender a los enfermos con dispensario, farmacia, Rayos X y dentista, comedor, escuela, capilla, ... La acción sanitaria desarrollada fue notable y se aprecia en las estadísticas relacionadas con la disminución de casos registrados en las enfermedades endémicas de la zona: el cretinismo, el raquitismo, el bocio...

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